La creación divina se sostiene por principios universales, es decir, que dentro de ella todo es justo y equitativo, conservando así el principio del AMOR. Esto lo podemos ver en la naturaleza cuando la semilla es sembrada por ti, otra persona la riega, el sol transmite su energía, la tierra le dispone su espacio a la semilla y finalmente alimenta a un pueblo entero. De esta manera se sostiene la vida.